lunes, 12 de diciembre de 2011

Por algún lado se empieza

Cuando hay que trabajar aparecen grandes ideas, cuando hay que estudiar miro muchas películas y disfruto de las mejores siestas. Ahora debería estar trabajando y preparando un final, por ende abro un blog.
No voy a contarte nada nuevo, pero soy bastante simpático, o eso me dijeron (¿o fue lo contrario?)

Trabajar en una oficina genera una mezcla de perspicacia para escribir en medios 2.0, junto a una gran engordada de culo y una depresión ocasional cuando te preguntás que estás haciendo ahí, en un trabajo que odiás, con gente que está todo bien, pero ya no querés seguir viendo sus caras porque te remiten a la indeseada tarea de viajar al microcentro a diario, y encima de todo te pagan 2 mangos y nunca a tiempo.

Buenos son los lunes a la mañana si no vas a trabajar, buenas son las tardes de mate con amigos, genial es saber que pronto le vas a estar ofreciendo un mate a tu jefa y con una sonrisa le vas a comentar tu futura discontinuidad en la tarea de ir a la oficina a diario y cambio de status en facebook de "En una relación" a "Soltero", laboralmente hablando. Como el Martín Fierro, libre entre los campos, huyendo del sistema, iré, seré un trabajador free lance. ¿A eso se refería Hernández o la profe de literatura tuvo razón en mandarme a marzo ese año? Ma' sí, cazo la viola y me toco una de los redondos, que vienen las vacaciones y si vas a un camping, siempre te piden una (y esas garpan los las minitaf)

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