Cuando hay que trabajar aparecen grandes ideas, cuando hay que estudiar miro muchas películas y disfruto de las mejores siestas. Ahora debería estar trabajando y preparando un final, por ende abro un blog.
No voy a contarte nada nuevo, pero soy bastante simpático, o eso me dijeron (¿o fue lo contrario?)
Trabajar en una oficina genera una mezcla de perspicacia para escribir en medios 2.0, junto a una gran engordada de culo y una depresión ocasional cuando te preguntás que estás haciendo ahí, en un trabajo que odiás, con gente que está todo bien, pero ya no querés seguir viendo sus caras porque te remiten a la indeseada tarea de viajar al microcentro a diario, y encima de todo te pagan 2 mangos y nunca a tiempo.
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