viernes, 23 de diciembre de 2011

Placeres o publicidad engañosa

Desde que me explicaron alguna vez que esos simpáticos cortos de un minuto que veía en la tele y me proponían una forma mejor de vivir eran en realidad un engaño para que compre algún producto que en realidad no me va a hacer feliz, empecé a cuestionarme lo que me decían. Años me tomó darme cuenta que por más Quilmes que tome, nunca iban a caer a mi fiesta las chicas que estaban en la tele y por más Marlboro que fume, nunca me iba a parecer a Humphrey Bogart. 

A pesar de todo esto, recién hace muy poco empecé a dudar de algo, que creía que era parte de mis gustos, hasta incluso de mi personalidad. El sexo y las bebidas. El placer de compartir una copa de vino con una persona del otro sexo antes de desnudarnos o el elixir de tomar un fresco Campari con jugo de naranja después del acto de morder nuestros cuerpos como si no hubiera un mañana, tal vez sean todos un gran engaño de la publicidad. No sé si voy a poder volver a disfrutar esas bebidas de la misma manera, o volver a tomarlas sin calentarme y sentirme una prosituta barata de las agencias de publicidad.

Por lo pronto propongo leer yonoculpoanadie con whisky y cigarrillo(derellenoaelección) y comentar vuestra experiencia.

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